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Claves para que tu cachorro se adapte y sea feliz

Por estos días de cuarentena obligatoria, muchas personas han considerado que tener un perro en casa es una buena idea, que ayudará a mitigar la nueva situación de aislamiento a que nos vemos enfrentados.

Puede que esta sea tu situación, o también puede ser que lo lleves pensando tiempo, que sea una decisión perfectamente meditada y asumida, que ha coincidido con estas fechas por otras cuestiones. Si es tu caso, es importante que tengas en cuenta algunos aspectos claves para recibir al nuevo miembro del hogar, de modo que se adapte fácilmente y tenga una vida digna.

1. Prepara un entorno adecuado para su llegada, que sea cómodo y amigable.

Un rincón tranquilo y caliente, con su cama preparada, algunos juguetes, agua y alimento de buena calidad y a du disposición. El cachorro tiene que tener su «sitio» desde el primer momento, y ese sitio le tiene que aportar seguridad y tranquilidad. En unos días podrás pensar en su socialización, pero estos primeros días serán tiempo solo de adaptación a su nuevo entorno.

2. La casa debe ser segura.

La buena noticia es que los cachorros son pequeños y no muy fuertes, la mala es que tienen dientes afiladísimos y muchas ganas de explorar con el órgano más desarrollado que tienen, la trufa o trompa. Los enchufes tapados con “anti-bebes”, los cables escondidos y protegidos, las terrazas y  ventanas cerradas, los productos de limpieza guardados (mejor si están en alto), y lo mismo haremos con las medicinas (aunque parezcan inofensivas, muchas tienen la capacidad de envenenar a tu perro). 

Cuidado también con todo tipo de objetos pequeños (aretes, botones, monedas, agujas, ect), nunca se sabe lo que un cachorro puede tragar.

3. Ofrecerle tranquilidad.

Ya habrá tiempo para pasear con él y presentárselo a los amigos, los primeros días deberían ser lo más tranquilos posible, sobre todo la primera semana, durante la cual debes evitar aglomeraciones de gente o que pase de mano en mano. También debes proteger al cachorro del ímpetu con que los niños pretenden jugar con él.

4. Mucha atención a la adaptación.

El cambio de entorno es un verdadero shock para un cachorro (desaparecen sus hermanos, su madre, los humanos conocidos), y eso puede conllevar problemas digestivos. Aunque los cachorros son muy adaptables, debemos ponérselo fácil y utilizar la misma alimentación que haya tomado antes del traslado. También es buena idea hablar con el criador y pedirle algún juguete del que haya disfrutado antes.

5. Haz que tu cachorro cumpla con sus vacunas y la legislación vigente.

Es muy importante cumplir con el calendario de vacunación y desparasitación del cachorro (son muy delicados ante enfermedades como el parvovirus), pero también con la legislación (identificación ojala con microchip o en su defecto correa y plaqueta, vacuna contra la rabia, seguros si es una raza potencialmente peligrosa). 

No obstante, no basta con el deseo de tener un perro o gato como mascota, pues su cuidado acarrea mucha responsabilidad y gastos, y muchas personas fracasan en el intento de ser cuidadores. Pues puede que tengas las mejores intenciones, pero el impulso te pudo y claro, unos meses después el perro se convirtió en una limitante para tus actividades sociales o en un problema para tus finanzas, y se convierte en un perfecto candidato a engrosar las cifras de abandono.

El fracaso de la convivencia con los perros se puede prevenir, si practicas antes, y hay varias formas de hacerlo:

1. Ser casa de acogida.

Es una de las mejores labores que se pueden hacer en favor de los perros más necesitados. Ponte en contacto con la sociedad protectora de animales en tu jurisdicción y plantéales que quieres ser casa de acogida. Las ventajas es que te pagarán los gastos de veterinario y comida y el perro estará contigo hasta que encuentre una casa que lo adopte definitivamente. Si no tienes experiencia con perros es perfecto porque conocerás cómo se comportan diferentes perros y aprenderás mucho sobre ellos.

2. Hazte voluntario en una protectora de animales o en un albergue canino y felino.

Puedes ir a jugar con los perros, llevarlos al veterinario, sacarlos de paseo.  En todas las protectoras hay muchos perros, demasiados, y pocas personas. Cualquier ayuda siempre es poca; no importa, ser voluntario en una protectora es un medio perfecto para ayudar y conocer de primera mano las necesidades y obligaciones que plantan los perros antes de tomar la decisión de convivir con uno.